Si el ritmo del mundo antes del coronavirus ya era rápido, el tiempo hoy aparece como un lujo escaso entre las empresas y organizaciones que alguna vez diseñaron su estrategia digital para ser implementadas en períodos de uno a tres años y que ahora deben escalar sus iniciativas en cuestión de días, semanas o un par de meses. Y Latinoamérica no puede quedarse atrás.
CEPAL lanzó hace unas semanas el informe anual LEO 2020 (Perspectivas Económicas para Latinoamérica 2020) bajo el lema “Transformación digital para una mejor reconstrucción” el cual ha evidenciado una serie de desigualdades, tales como: alta informalidad, baja productividad y servicios e instituciones públicas deficientes.
La aceleración digital ya es evidente en casi todos los sectores y latitudes. Por ejemplo, en varios países de la región, la banca ya ha migrado rápidamente desde sucursales físicas a ambientes digitales; en pocos meses, las instituciones de atención médica se han transformado rápidamente hacia la telesalud (mira este estudio) y los comercios minoristas se están transformando a compras y entregas sin contacto.
La crisis de COVID-19 aparentemente brinda un vistazo repentino al potencial de un mundo futuro, uno en el que lo digital se ha convertido en el centro de cada interacción, lo que obliga a las organizaciones y a las personas a avanzar en la curva de adopción casi de la noche a la mañana. Un mundo en el que los canales digitales se convierten en el modelo principal (y, en algunos casos, el único) de participación del cliente, y los procesos automatizados se transforman en el principal impulsor de la productividad y en la base de cadenas de suministro flexibles, transparentes y estables. Un mundo en el que las formas ágiles de trabajar son un requisito previo para cumplir con los cambios aparentemente diarios en el comportamiento del cliente.
Si se puede encontrar un lado positivo de todo esto, podría ser la caída de las barreras que impedían la improvisación y la experimentación. En este momento único, las empresas pueden aprender y progresar más rápido que nunca. Las formas en que aprendan de la crisis actual y se adapten a ella influirán profundamente en su desempeño en el mundo del mañana, brindando la oportunidad de mantener una mayor agilidad y vínculos más estrechos con clientes, empleados y proveedores. Aquellos que sean capaces de lograr que sus ingresos se mantengan (e incluso sus ganancias), probablemente tendrán más éxito durante la recuperación y posterior a ella.
Ahora es el momento de reevaluar las iniciativas digitales, aquellas que brindan ayuda a corto plazo a los empleados, a los clientes y a todo el ecosistema que rodea a las empresas. En este mundo, algunas cosas volverán a su forma anterior, mientras que otras cambiarán para siempre. Ir a lo seguro ahora, por comprensible que parezca hacerlo, suele ser la peor opción.
Gonzalo Ibarra es el socio fundador de GIA Consultores. De profesión Ingeniero Civil Industrial (USACH) y Magister en Desarrollo Organizacional (UDP), con más de 20 años de experiencia en procesos de transformación organizacional en toda Latinoamérica donde ha estado vinculado a proyectos de transformación digital y gestión del cambio de organizaciones público-privadas.